Se ha escrito ya aquí, en tiempo y
forma, septiembre del pasado año, que en Luck
and Strange, quinto disco solista de David Gilmour, cumple –musicalmente- con
todas las de la ley floydiana. Músicas oníricas, climáticas, melancólicas lo
pueblan. Esa guitarra que jamás cesa en eso de buscar la belleza (“Black Cat”,
“A single spark”, “Scattered”). El toque preciso de nostalgia dado por la
participación de Rick Wright -tecladista de los Floyd, fallecido en septiembre
de 2008- en el blusero tema epónimo. El aporte de la mujer de Gilmour, la
escritora Polly Samson, que –además de fogonear el enfrentamiento político entre
y “Gordo” y Roger Waters- ha escrito la mayoría de las letras. “The Piper’s
Call”, es una. “A Single Spark”, otra. E intervenciones de sangre filiar a
través del Romany, hija de ambos (arpa y voz en “Between
two points”, voz en “Yes, I Have Ghosts”) y de los otros
tres hijos que tuvo la pareja: Charlie, Joe y Gabriel, todos en diversos roles, aunque de menor impacto.
Un poco así es la información resumida de Luck
and Strange, primer disco de Gilmour David en nueve años, tras la edición
de Rattle That Rock en 2015.
La novedad es que, fruto de la extensa
gira que el excelso guitarrista armó para presentarlo, resultó una joyita para sus huestes: la
flamante edición de The Luck and Strange
Concerts. Consta tal de 23 temas repartidos en 4 vinilos (o 2 cd`s) que no
solo incluyen el material total del último trabajo en estudio, sino también
perlas sonoras que anudan su trascender solista y su pasado floydiano con y sin
Waters. Entre las últimas, “High Hopes”, “Sorrow”, “The Great Gig In The
Sky”, “Marooned”, la siempre apoteósica
“Comfortably Numb” –con el bajista Guy Pratt intentando suplir sin suerte la
voz de Waters-, y una preciosa vuelta sobre “Fat Old Sun”, antigua perla de Atom Heart Mother, que don Gilmour supo
sacar del ostracismo con elegancia y buen gusto.
Por su parte,
los bonus tracks de rigor que las pomposas ediciones contemporáneas demandan
pasan aquí por un demo de “Between Two Points” descartado de Luck and Strange, al igual que otra de “The Pipers Call”.
Aparece también una toma de “Dark and Velvet Nights”, mientras David y su banda
–gran parafernalia instrumental incluida- la ensayaban para tocarla en vivo.
La otra columna
vertebral de la edición está dada por los destellantes shows que el ex Floyd
ofreció en el Circus Maximus de Roma, con entradas agotadas en todas ellas. De
ello da cuenta una película justamente llamada Live at the Circus Maximus, donde las ruinas de Roma que emergen de
fondo trae reminiscencias de las otras ruinas que se ofrecieron de marco cuando
casi todo estaba por hacerse en el mundo de los Floyd: las de Pompeya, donde el
“Gordo” volvió en 2016 para tocar con público, a diferencia de aquella
psicodélica incursión de la banda, en octubre de 1971.
Dos blu-ray son los que
contienen este subyugante material que incluye videos extras con ensayos de “Dark and Velvet
Nights” -otro de los temas de estreno en vivo-, documentales de escenas entre
los bastidores del Royal Albert Hall. Por añadidura, un libro tapa dura de 120 páginas con
180 fotografías de ocasión tomadas por la polifuncional Samson más un prólogo
del recientemente fallecido presentador de la BBC, Alan Yentob, completan el
profuso material que resume el hoy de don Gilmour, con –y a pesar de- sus 79
años.

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