7 octubre, 2024

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Rusia avanza en Donetsk y repele ataques ucranianos en Kursk

Después de dos años y medio de guerra entre Rusia y Ucrania, la dinámica del conflicto se mantiene en constante cambio, con ambos bandos intentando ajustar sus tácticas en respuesta a los movimientos del adversario. Al compás de la incursión ucraniana en la región rusa de Kursk, que ya lleva un mes, la situación de Kiev en otros frentes fronterizos está en jaque debido al avance ruso en distintas zonas de la región de Donetsk y los recientes bombardeos en ciudades ucranianas alejadas del centro del campo de batalla. Además, la constante dependencia de la ayuda militar de los países occidentales para hacer frente a Moscú sigue siendo un factor crucial.

En diálogo con Página/12, Eduardo Batule, licenciado en relaciones internacionales por la Universidad Católica de Salta, señaló: «El conflicto se extendió por el hecho de que ningún país involucrado quiere ceder y perder liderazgo: Rusia está firme a pesar de las bajas que tuvo del grupo Wagner y otros problemas que pasaron en estos dos años, mientras que Ucrania espera el apoyo continuo de los aliados de la Unión Europea y con ansias la elección estadounidense en noviembre, para ver cómo continúa la posición del país en el conflicto con un nuevo presidente en la Casa Blanca».

La ofensiva en Donetsk

El presidente ruso Vladimir Putin declaró el jueves que el avance en el Donbás, en el este de Ucrania, es la prioridad número uno para Rusia. «El objetivo del enemigo (al atacar la región rusa de Kursk) era ponernos nerviosos e inquietos para redistribuir nuestras tropas de un área a otra y detener nuestra ofensiva en áreas clave, en particular en el Donbás, cuya liberación es nuestra prioridad número uno», indicó el mandatario en un foro económico en Vladivostok, en el extremo oriente ruso.

Desde los primeros meses de la guerra en 2022, Rusia reivindica el control de las dos regiones del Donbás ucraniano, la de Lugansk, que ocupa en su casi totalidad, y la de Donetsk, de la que ocupa una parte. Putin fijó como condición, antes de toda conversación de paz, que Kiev se retire por completo de esas dos zonas, además de las regiones meridionales de Jersón y Zaporiyia, también tomadas por Moscú. Esto es una demanda inaceptable para Ucrania y sus aliados occidentales, quienes consideran que aceptar estas condiciones equivaldría a rendirse.

Pese a la falta de hombres y armas, las fuerzas ucranianas lanzaron el 6 de agosto una incursión en la región rusa fronteriza de Kursk, donde ocuparon cientos de kilómetros cuadrados. Sobre está situación, Batule indicó: «Realmente sorprendió la ofensiva ucraniana en Kursk, pero la misma sigue siendo limitada en cuanto al tamaño territorial de Rusia y frente al poderío que Rusia aplica sobre Ucrania».

Uno de los objetivos declarados de Kiev era obligar a Rusia a redirigir sus tropas desplegadas en el Donbás. Sin embargo, Moscú no adoptó esa estrategia y continuó avanzando en dirección a Petrovsk, en la región de Donetsk, un punto fundamental para la logística de las fuerzas ucranianas en esta zona del país. De hecho, el Ministerio de Defensa ruso no ha dejado de reivindicar en los últimos días la toma de nuevas localidades en el este de Ucrania, como Zhelanne, Niu-York, Zalizne, Karlivka y Zavitne. Este sábado la cartera anunció en un comunicado la toma de Kalionove, ubicada a unos 60 kilómetros de Petrovsk.

«Al trasladar sus grandes unidades y bien entrenadas a las zonas fronterizas con nosotros, el enemigo se debilitó en sectores clave y nuestras tropas aceleraron las operaciones ofensivas», dijo Putin, al contestar en el foro económico una pregunta sobre la situación en la región de Kursk. «Nuestras fuerzas armadas estabilizaron la situación y comenzaron a expulsar (al ejército ucraniano) de los territorios fronterizos», subrayó.

Según Kiev, sus fuerzas controlan cerca de 1.300 kilómetros cuadrados en Kursk, pero no han logrado avances significativos en la última semana, ya que la última conquista data del 1 de septiembre. Además, en las últimas 24 horas, el ejército ruso repelió dos ataques de brigadas de asalto ucranianas en Kursk y también frustró los intentos del enemigo de avanzar hacia las localidades de Kórenevo y Russkaya Konopelka, según el parte diario ruso.

La situación en otras zonas

Mientras tanto, la ciudad ucraniana de Vovchansk, situada a solo cinco kilómetros de la frontera rusa en la región de Járkov y sometida a una ofensiva rusa desde mayo, quedó devastada, indicó el jueves una brigada del ejército ucraniano, tras publicar imágenes aéreas. En uno de esos videos, un dron sobrevuela una avenida de la ciudad, donde ya ningún edificio parece intacto, mientras las columnas de humo dan testimonio de los combates. A un lado de la calle, se ven altos edificios donde solo quedan escombros de cemento. Del otro lado, algunas construcciones parecen haber sido devastadas completamente por los bombardeos.

«La ciudad está casi totalmente destruida, con calles enteras incendiadas por la artillería y los bombardeos de drones», señaló la Brigada presidencial ucraniana, que aseguró que están evitando que las tropas rusas se apoderen de Vovchansk. «Para Ucrania, es una nueva ciudad fantasma devastada y cubierta de cadáveres por los ataques rusos», afirmó.

Las imágenes de Vovchansk recuerdan a las de Bajmut y Avdivka, ciudades de Donetsk tomadas por el ejército ruso en mayo de 2023 y febrero de 2024 tras largas y sangrientas batallas. Ambas, como muchas localidades del Este ucraniano, fueron casi totalmente destruidas por los bombardeos.

Ahora bien, la ofensiva rusa también se extendió a regiones que no están cerca de la frontera. Esta semana se destacaron dos ataques en particular. El primero ocurrió en Poltava, en el centro de Ucrania, donde al menos 55 personas murieron y más de 300 resultaron heridas en un bombardeo ruso que alcanzó el Instituto Militar de Comunicaciones, según los últimos balances de los Servicios de Emergencia del país.

El segundo ataque fue en Leópolis, en el oeste de Ucrania y a cientos de kilómetros de la línea del frente, donde siete personas, entre ellas tres niños, murieron en otro bombardeo y más de 50 resultaron heridas, según la administración militar regional. Además, decenas de edificios en el centro de la ciudad resultaron dañados, incluyendo dos instituciones médicas y dos escuelas, según el Ministerio de Cultura.

La ayuda occidental

Otro aspecto a mencionar sobre estos más de dos años de guerra es que el presidente de ucraniano, Volodimir Zelenski, aprovecha cada foro internacional o encuentros bilaterales con líderes de países occidentales para pedir más armas para hacerle frente a Rusia.

«Con esos pedidos hace aumentar el ego de que Ucrania se mantiene activo en la pelea y que puede llevar de igual a igual la guerra ante el gran armamento ruso abastecido por China, Corea del Norte, Bielorrusia y demás aliados», señaló Batule. «Ahora se viene la Asamblea General de la ONU, habrá que estar atento al discurso que brinde el presidente Zelenski y si asiste de manera presencial para un posible encuentro con el presidente estadounidense Joe Biden», enfatizó el analista.

Entre los últimos anuncios de paquetes de ayuda militar, EE.UU. confirmó 250 millones de dólares en apoyo, con vehículos acorazados y defensas antiaéreas para Ucrania, aunque no le autoriza a Kiev usar sus armas en territorio ruso. La candidata demócrata Kamala Harris prometió a finales de agosto que, si sale victoriosa en los comicios, mantendrá la posición del país de apoyar a Kiev firmemente. En cambio, el candidato republicano Donald Trump prometió poner fin al conflicto bélico en 24 horas si vuelve a la presidencia. Su enfoque, junto con el de su compañero de fórmula JD Vance, sugiere una posible reducción del apoyo a Ucrania y un cambio en la política exterior estadounidense.

Por su parte, Alemania enviará armamento por 150 millones de euros, incluyendo obuses Panzerhaubitze 2000; España transferirá una batería HAWK con seis lanzadores de misiles; y el Reino Unido aportará 162 millones de libras en ayuda, que contempla 650 sistemas de misiles ligeros multifunción. Si bien esta asistencia es crucial para que Ucrania siga en la lucha, el conflicto no da señales de resolverse en el corto plazo.

Informe Axel Schwarzfeld


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